Este 2013 se cumplen 50 años de la aparición de "Rayuela" y hoy 12 de Febrero, 29 años del fallecimiento de su autor, Julio Cortázar.
Para quienes hemos leído no solo "Rayuela" sino cada uno de sus cuentos, Cortázar representa esa puerta literaria que se puede abrir una y mil veces y de la que de todas se ha de salir siempre diferente.
En el muy particular caso de "Rayuela", el retorno es siempre necesario...que no para el entendimiento, que si para la vivencia siempre renovada.
"...Rayuela se debe leer despacito, sorbito a sorbito, esperando no volver de ella con una vida nueva, pero si muy dispuestos a que nada después de...sea lo mismo".
Aquí el considerado: "Mítico Capítulo 7... (y mi más ferviente invitación a no morir sin leer toda la obra).
Capítulo 7
Toco tu boca, con un dedo
toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si
por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para
deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que
mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana
libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un
azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por
debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me
miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez
más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y
los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan
tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los
dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume
viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar
lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la
boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si
nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible
absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola
saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una
luna en el agua.
Julio Cortázar, Rayuela.